Pacientes esperan donantes
24.05.2015 21:41
Publicado el Domingo, 24 de Mayo del 2015
Pacientes esperan donantes / Los Tiempos / El ayudar a salvar una vida puede parecer una decisión lejana; sin embargo, testimonios de personas que donaron órganos o que los recibieron demuestran que la posibilidad llega en el momento menos esperado. A pesar de la demanda de órganos para trasplante, la cantidad de donantes es mínima, debido a que sólo se logra cubrir el cinco por ciento de donaciones de riñones, el órgano más requerido, por la falta de donantes vivos o cadavéricos.
El presidente de la Asociación del Enfermo Renal, Ramiro Santa Cruz, expresó en Cochabamba hay 350 personas entre mujeres, varones, niñas, niños, adultos mayores y jóvenes que reciben tratamiento de hemodiálisis, debido a padecimientos como la insuficiencia renal, por lo tanto, buscan donantes vivos o cadavéricos para acceder al trasplante de riñón y salvar su vida.
La donación cadavérica se realiza cuando el donante tiene una muerte cerebral producto de un accidente por un golpe severo en la cabeza, que no le permitirá vivir. Se dispone de entre las 24 a 48 horas para extraer de su cuerpo los órganos vitales: riñones, corazón e hígado. Un donante cadavérico puede salvar hasta cuatro vidas humanas. Una persona que fallece por muerte natural o por enfermedad no puede ser donante.
Shirley Zurita (31), madre de Juan Daniel que muy pronto cumplirá los 12 años, es un ejemplo de donante viva. Siendo madre soltera, luchó por cinco años para darle nuevamente la vida a su hijo a pesar de las adversidades en el equipamiento y los costos elevados para realizar un trasplante de riñón que recién desde el pasado año comenzó a ser subvencionado por el Gobierno.
Los parientes en primer, segundo, tercer o cuarto grado son los donantes más frecuentes para salvar la vida de una persona en el caso del trasplante de riñón.
"Lo más lindo es cuando se trata de un paciente joven o niño, el ver cómo los papás se pelean entre ellos para donarle entre ellos un órgano a su hijo y salvarle la vida. El interés, la decisión y voluntad de los papás para que se haga todo para salvar a su hijo", reconoció el nefrólogo del Hospital Boliviano Belga, Silvestre Arze.
Esta historia se repite en varios pacientes que no contaban con un seguro de salud y tuvieron que hacerse cargo de los gastos que implican los exámenes de compatibilidad a un costo aproximado de 4 mil dólares; otros 10 mil para la operación y montos de entre 400 a 700 dólares por mes para seguir el tratamiento con medicamentos.
A ello se agrega el sufrimiento, no sólo de la persona enferma, que según los testimonios recabados no volverán a ser lo mismo que una persona sana, debido a la necesidad en los cambios en los hábitos y algunas limitaciones en las actividades sociales para resguardar su bienestar y salud.
Estado
La enfermedad del nuevo milenio, la insuficiencia renal crónica, como menciona Arze, continúa en aumento y es la principal causa para que en Cochabamba, Bolivia y el mundo exista la necesidad de donantes, que en la realidad rebasa la cantidad de personas que esperan para poder acceder a este órganos y realizarse el trasplante.
Un ejemplo, es César Barrientos que está a la espera de un donante cadavérico después que los médicos descartaran la posibilidad de donación de parte de sus progenitores y hermanos por las enfermedades que padecen.
Entretanto, el número de personas enfermas renales sube. Santa Cruz indicó que por semana se registran un promedio de diez nuevas personas afectadas por esta dolencia en esta organización que a la fecha cuenta con 600 afiliados desde los ocho años hasta personas adultas mayores.
Recientemente, el Servicio Departamental de Salud (Sedes) comenzó a buscar algunas personas enfermas renales aptas para poder elaborar la lista departamental de quienes se beneficiarán de donantes cadavéricos debido a que entre sus familiares no encontraron a alguien que pudiera donarles su riñón por enfermedades o por otro tipo de situaciones sociales o sentimientos encontrados.
Trasplante de corazón
El 12 de febrero de 1998 se realizó por primera vez en la que Bolivia con un equipo médico múltiple el primer trasplante de corazón el Hospital Boliviano Belga, gracias a la capacidad organizativa de Juan Pablo Barrenechea, que fungía como director de este centro de salud y era especialista en el área.
Este fue un trabajo de un equipo médico conformado por cinco cirujanos, cuatro clínicos, tres anestesistas y tres licencias en enfermería, para garantizar el éxito de la operación.
El paciente beneficiado fue Víctor Siles Hoyos (44) que padecía de una severa insuficiencia cardiaca, producto de la enfermedad del mal de Chagas, que lo obligó a radicar en Cochabamba y esperar un donante cadavérico, que en este caso fue un joven que sufrió un accidente de tránsito.
La madre decidió donar sus órganos para salvar otras vidas; es así que sus dos riñones fueron a Santa Cruz y el corazón se quedó en Cochabamba para Víctor. La evolución del paciente fue buena y vivió aproximadamente cuatro meses, pero luego falleció debido a otras complicaciones que no tenían que ver precisamente con la intervención, recordó el nefrólogo del Belga, Silvestre Arze.
Historia 1
Es el primero en la lista de espera
Búsqueda de donante Mientras espera una entrevista con la psicóloga del hospital Viedma, César Barrientos (35), contó que sufre de insuficiencia renal y que ahora sus esperanzas están puestas en un trasplante renal. Dijo que es el primer paciente que cumplió los requisitos para ingresar a la lista del Sedes para personas que se beneficiarán con la donación de un paciente cadavérico.
Él recuerda que llegó de emergencia al hospital Viedma desde Tarata, el 22 de agosto de 2012. Ese mismo día tuvo que comenzar con la hemodiálisis, debido a que descuidó su tratamiento para controlar su diabetes y dejó sus medicamentos.
“Estoy optando por el trasplante cadavérico, estoy en última etapa para que desde La Paz se autoricen los exámenes complementarios y esté en la lista de espera”, explicó. Contó que sus padres y uno de sus hermanos son diabéticos, y su otro hermano está mal de corazón y no pueden ayudarlo.
César lamentó que las cuatro horas que pasa en hemodiálisis tres días a la semana le impidan trabajar: “no puedes trabajar y estás ahí no más frustrado porque tienes que depender de alguien que te mantenga”, señaló. Es así que con la idea de “más ganas de vivir, trabajar y seguir adelante” tiene la esperanza de acceder a un riñón de un donante cadavérico.
Historia 2
Preocupación económica
Con temor a sufrir Hace 15 años, la madre de Víctor Hugo Terceros Acebey (44) falleció a causa de insuficiencia renal. Tiempo después, él descubrió que padecía el mismo mal. En ese momento comenzaron sus preocupaciones: tener que vender “hasta el alicate” para pagar los 1.800 bolivianos que costaba la hemodiálisis y los medicamentos, como ocurrió con su mamá.
“Cuando me tocó a mí esta experiencia porque nací congénito con la enfermedad de mi madre, quise eliminarme”, recordó Víctor, para evitar el sufrimiento a su familia.
Realizó las sesiones de hemodiálisis en el Hospital Univalle que le resultaron más caras en comparación al hospital Viedma por tres años y medio. Mientras, su esposa emprendió el negocio de la venta de comida para apoyar con los gastos.
Ella decidió ser su donante y para su operación tuvieron que sacar un préstamo de 4.500 dólares que continúan pagando. Sin embargo, a cuatro años de su operación, Víctor "volvió a nacer" y tiene el cuidado necesario para no recaer. Él trabaja como guardia municipal desde hace 12 años y su mayor temor es que sus dos hijos pasen por la misma experiencia porque heredaron la enfermedad.
Historia 3
Una muestra de perseverancia
Luchó y salvó a su hijo Con una sonrisa que se le dibuja en el rostro y la vitalidad que se expresa en la rapidez de sus movimientos, Juan Daniel, un niño de casi 12 años es la muestra viva de una lucha incansable de su madre, Shirley Zurita (31).
Daniel empezó a sentir dolores en la vejiga y dejó de orinar cuando tenía menos de tres años. Los médicos no detectaron ningún problema con sus riñones. Un año después vinieron los vómitos y diarrea y después uno de sus riñones dejó de funcionar y evidenciaron mal formación en sus uretras.
Shirley se prestó dinero y recurrió a sus ahorros para llevar a su hijo a Buenos Aires para que lo ayuden, porque en el departamento no se contaba con los equipos requeridos para su tratamiento.
Por la inflamación en sus testículos tuvo su primera operación, después vino el reimplante de uretra. Entre tanto, el otro riñón dejó de funcionar y empezó a dializar. Desesperada porque ya no contaba con dinero, Shirley volvió a Cochabamba. En donde los médicos le extrajeron su uretra y riñones y le desinflamaron la vejiga. Tras cinco años de lucha en 2011 recién ingresó a quirófano para el trasplante de riñón gracias a la perseverancia de su madre y la ayuda de la población con sus aportes.
Historia 4
Predominó la ayuda familiar
Tomó decisión difícil Ya pasaron 15 años desde que Francisco Castellón (80) se sometiera a una cirugía de trasplante de riñón donado por su tercer hijo, debido a que el médico cuando vivía en la ciudad de La Paz, le diagnosticó que tenía la presión muy alta y necesitaba de un nuevo riñón.
Con otros exámenes y consultas con varios nefrólogos reconfirmó que tenía insuficiencia renal. “No quería entender que era necesario un trasplante”, aseguró Francisco, a pesar de la recomendación médica.
Primero le realizaron una diálisis peritoneal por un año porque aún no decidía si accedería a realizarse el trasplante, porque no concebía arrebatarle una parte de su vida a su hijo cuando él le había dado la vida.
A los 68 años, finalmente, decidió someterse a la operación en la Caja Nacional de Salud, a pesar de la alerta del doctor de que existía el 80 por ciento de riesgo que no salga bien. Pero el optimismo de Francisco fue más grande y venció el pronóstico médico previo.
Con alegría Francisco reconoce que la medicación en hora, la buena alimentación, las caminatas y el tomar agua por lo menos dos litros al día le ayudan para seguir disfrutando de la vida.
El presidente de la Asociación del Enfermo Renal, Ramiro Santa Cruz, expresó en Cochabamba hay 350 personas entre mujeres, varones, niñas, niños, adultos mayores y jóvenes que reciben tratamiento de hemodiálisis, debido a padecimientos como la insuficiencia renal, por lo tanto, buscan donantes vivos o cadavéricos para acceder al trasplante de riñón y salvar su vida.
La donación cadavérica se realiza cuando el donante tiene una muerte cerebral producto de un accidente por un golpe severo en la cabeza, que no le permitirá vivir. Se dispone de entre las 24 a 48 horas para extraer de su cuerpo los órganos vitales: riñones, corazón e hígado. Un donante cadavérico puede salvar hasta cuatro vidas humanas. Una persona que fallece por muerte natural o por enfermedad no puede ser donante.
Shirley Zurita (31), madre de Juan Daniel que muy pronto cumplirá los 12 años, es un ejemplo de donante viva. Siendo madre soltera, luchó por cinco años para darle nuevamente la vida a su hijo a pesar de las adversidades en el equipamiento y los costos elevados para realizar un trasplante de riñón que recién desde el pasado año comenzó a ser subvencionado por el Gobierno.
Los parientes en primer, segundo, tercer o cuarto grado son los donantes más frecuentes para salvar la vida de una persona en el caso del trasplante de riñón.
"Lo más lindo es cuando se trata de un paciente joven o niño, el ver cómo los papás se pelean entre ellos para donarle entre ellos un órgano a su hijo y salvarle la vida. El interés, la decisión y voluntad de los papás para que se haga todo para salvar a su hijo", reconoció el nefrólogo del Hospital Boliviano Belga, Silvestre Arze.
Esta historia se repite en varios pacientes que no contaban con un seguro de salud y tuvieron que hacerse cargo de los gastos que implican los exámenes de compatibilidad a un costo aproximado de 4 mil dólares; otros 10 mil para la operación y montos de entre 400 a 700 dólares por mes para seguir el tratamiento con medicamentos.
A ello se agrega el sufrimiento, no sólo de la persona enferma, que según los testimonios recabados no volverán a ser lo mismo que una persona sana, debido a la necesidad en los cambios en los hábitos y algunas limitaciones en las actividades sociales para resguardar su bienestar y salud.
Estado
La enfermedad del nuevo milenio, la insuficiencia renal crónica, como menciona Arze, continúa en aumento y es la principal causa para que en Cochabamba, Bolivia y el mundo exista la necesidad de donantes, que en la realidad rebasa la cantidad de personas que esperan para poder acceder a este órganos y realizarse el trasplante.
Un ejemplo, es César Barrientos que está a la espera de un donante cadavérico después que los médicos descartaran la posibilidad de donación de parte de sus progenitores y hermanos por las enfermedades que padecen.
Entretanto, el número de personas enfermas renales sube. Santa Cruz indicó que por semana se registran un promedio de diez nuevas personas afectadas por esta dolencia en esta organización que a la fecha cuenta con 600 afiliados desde los ocho años hasta personas adultas mayores.
Recientemente, el Servicio Departamental de Salud (Sedes) comenzó a buscar algunas personas enfermas renales aptas para poder elaborar la lista departamental de quienes se beneficiarán de donantes cadavéricos debido a que entre sus familiares no encontraron a alguien que pudiera donarles su riñón por enfermedades o por otro tipo de situaciones sociales o sentimientos encontrados.
Trasplante de corazón
El 12 de febrero de 1998 se realizó por primera vez en la que Bolivia con un equipo médico múltiple el primer trasplante de corazón el Hospital Boliviano Belga, gracias a la capacidad organizativa de Juan Pablo Barrenechea, que fungía como director de este centro de salud y era especialista en el área.
Este fue un trabajo de un equipo médico conformado por cinco cirujanos, cuatro clínicos, tres anestesistas y tres licencias en enfermería, para garantizar el éxito de la operación.
El paciente beneficiado fue Víctor Siles Hoyos (44) que padecía de una severa insuficiencia cardiaca, producto de la enfermedad del mal de Chagas, que lo obligó a radicar en Cochabamba y esperar un donante cadavérico, que en este caso fue un joven que sufrió un accidente de tránsito.
La madre decidió donar sus órganos para salvar otras vidas; es así que sus dos riñones fueron a Santa Cruz y el corazón se quedó en Cochabamba para Víctor. La evolución del paciente fue buena y vivió aproximadamente cuatro meses, pero luego falleció debido a otras complicaciones que no tenían que ver precisamente con la intervención, recordó el nefrólogo del Belga, Silvestre Arze.
Historia 1
Es el primero en la lista de espera
Búsqueda de donante Mientras espera una entrevista con la psicóloga del hospital Viedma, César Barrientos (35), contó que sufre de insuficiencia renal y que ahora sus esperanzas están puestas en un trasplante renal. Dijo que es el primer paciente que cumplió los requisitos para ingresar a la lista del Sedes para personas que se beneficiarán con la donación de un paciente cadavérico.
Él recuerda que llegó de emergencia al hospital Viedma desde Tarata, el 22 de agosto de 2012. Ese mismo día tuvo que comenzar con la hemodiálisis, debido a que descuidó su tratamiento para controlar su diabetes y dejó sus medicamentos.
“Estoy optando por el trasplante cadavérico, estoy en última etapa para que desde La Paz se autoricen los exámenes complementarios y esté en la lista de espera”, explicó. Contó que sus padres y uno de sus hermanos son diabéticos, y su otro hermano está mal de corazón y no pueden ayudarlo.
César lamentó que las cuatro horas que pasa en hemodiálisis tres días a la semana le impidan trabajar: “no puedes trabajar y estás ahí no más frustrado porque tienes que depender de alguien que te mantenga”, señaló. Es así que con la idea de “más ganas de vivir, trabajar y seguir adelante” tiene la esperanza de acceder a un riñón de un donante cadavérico.
Historia 2
Preocupación económica
Con temor a sufrir Hace 15 años, la madre de Víctor Hugo Terceros Acebey (44) falleció a causa de insuficiencia renal. Tiempo después, él descubrió que padecía el mismo mal. En ese momento comenzaron sus preocupaciones: tener que vender “hasta el alicate” para pagar los 1.800 bolivianos que costaba la hemodiálisis y los medicamentos, como ocurrió con su mamá.
“Cuando me tocó a mí esta experiencia porque nací congénito con la enfermedad de mi madre, quise eliminarme”, recordó Víctor, para evitar el sufrimiento a su familia.
Realizó las sesiones de hemodiálisis en el Hospital Univalle que le resultaron más caras en comparación al hospital Viedma por tres años y medio. Mientras, su esposa emprendió el negocio de la venta de comida para apoyar con los gastos.
Ella decidió ser su donante y para su operación tuvieron que sacar un préstamo de 4.500 dólares que continúan pagando. Sin embargo, a cuatro años de su operación, Víctor "volvió a nacer" y tiene el cuidado necesario para no recaer. Él trabaja como guardia municipal desde hace 12 años y su mayor temor es que sus dos hijos pasen por la misma experiencia porque heredaron la enfermedad.
Historia 3
Una muestra de perseverancia
Luchó y salvó a su hijo Con una sonrisa que se le dibuja en el rostro y la vitalidad que se expresa en la rapidez de sus movimientos, Juan Daniel, un niño de casi 12 años es la muestra viva de una lucha incansable de su madre, Shirley Zurita (31).
Daniel empezó a sentir dolores en la vejiga y dejó de orinar cuando tenía menos de tres años. Los médicos no detectaron ningún problema con sus riñones. Un año después vinieron los vómitos y diarrea y después uno de sus riñones dejó de funcionar y evidenciaron mal formación en sus uretras.
Shirley se prestó dinero y recurrió a sus ahorros para llevar a su hijo a Buenos Aires para que lo ayuden, porque en el departamento no se contaba con los equipos requeridos para su tratamiento.
Por la inflamación en sus testículos tuvo su primera operación, después vino el reimplante de uretra. Entre tanto, el otro riñón dejó de funcionar y empezó a dializar. Desesperada porque ya no contaba con dinero, Shirley volvió a Cochabamba. En donde los médicos le extrajeron su uretra y riñones y le desinflamaron la vejiga. Tras cinco años de lucha en 2011 recién ingresó a quirófano para el trasplante de riñón gracias a la perseverancia de su madre y la ayuda de la población con sus aportes.
Historia 4
Predominó la ayuda familiar
Tomó decisión difícil Ya pasaron 15 años desde que Francisco Castellón (80) se sometiera a una cirugía de trasplante de riñón donado por su tercer hijo, debido a que el médico cuando vivía en la ciudad de La Paz, le diagnosticó que tenía la presión muy alta y necesitaba de un nuevo riñón.
Con otros exámenes y consultas con varios nefrólogos reconfirmó que tenía insuficiencia renal. “No quería entender que era necesario un trasplante”, aseguró Francisco, a pesar de la recomendación médica.
Primero le realizaron una diálisis peritoneal por un año porque aún no decidía si accedería a realizarse el trasplante, porque no concebía arrebatarle una parte de su vida a su hijo cuando él le había dado la vida.
A los 68 años, finalmente, decidió someterse a la operación en la Caja Nacional de Salud, a pesar de la alerta del doctor de que existía el 80 por ciento de riesgo que no salga bien. Pero el optimismo de Francisco fue más grande y venció el pronóstico médico previo.
Con alegría Francisco reconoce que la medicación en hora, la buena alimentación, las caminatas y el tomar agua por lo menos dos litros al día le ayudan para seguir disfrutando de la vida.