Nutrición en la insuficiencia renal
Los requerimientos nutricionales de los pacientes renales varían según la intensidad de la insuficiencia renal y la pérdida renal o extrarrenal de proteínas. Las restricciones dietéticas están encaminadas a controlar los síntomas de la toxicidad ureica y evitar las alteraciones homeostásicas del agua y los electrolitos, y prevenir la aparición de osteodistrofia renal. A medida que la insuficiencia renal progresa, el paciente también tiende a presentar desnutrición calórica-proteica y requiere suplementos dietéticos.
Desnutrición calórico-proteica
Los pacientes con insuficiencia renal avanzada tienen el riesgo de padecer desnutrición debido a los síntomas de uremia (anorexia, vómito, alteraciones del gusto o disglucia) que se añaden a la gran restricción dietética, la mala absorción intestinal y la proteinuria. Estos síntomas conducen a la hipoalbumenia, alteración de los perfiles séricos de aminoácidos y reducción de las reservas, proteínas, grasas y la función de los leucocitos. La prescripción de una dieta adecuada y el inicio de la diálisis no son medidas suficientes para corregir todas estas deficiencias. Es necesaria la participación de un nutricionista.
Requerimientos calóricos
Los pacientes con insuficiencia renal no complicada tienen un consumo energético y basal normal. Una dieta de 30-35 calorías en general es suficiente para llenar sus requerimientos diarios. Individuos con un consumo de energía acelerado y con gran proteinuria tienen mayores necesidades calóricas; sin una ingesta extra de carbohidratos tienden a reducir sus reservas de grasas y proteínas.
Requerimientos proteicos
Los requerimientos de proteínas en sujetos normales con actividad física moderada se encuentran alrededor de 0.6 g/kilogramos/día. Un nivel normal es de 0.75g/kilogramos /día, rango en el cual se encuentra el 97% de la población. El exceso de proteínas y aminoácidos no se almacena, solo ocasiona oxidación de los aminoácidos. El nitrógeno resultante de esta oxidación se transforma en urea y otros productos de desecho nitrogenados que se eliminan por el riñón; en contraste, si se reduce la ingesta proteica se presenta una adaptación que disminuye la oxidación de aminoácidos, se utiliza con más frecuencia los aminoácidos esenciales y la excreción de urea baja.
En los pacientes con insuficiencia renal crónica avanzada la restricción de proteína puede aplicarse de manera confiable, ya que algunos enfermos con filtración glomerular entre 10-15 ml/minuto pueden mantener un balance neutro de nitrógeno y conservar la masa muscular magra corporal. Estos enfermos aprovechan los mismos mecanismos de adaptación que los sujetos normales y suprimen la oxidación de los aminoácidos y reducen la degradación proteica. El consejo dietético dado por un nutricionista es fundamental para que los pacientes toleren y acepten la dieta restringida en proteínas.
Lípidos
La hiperlipidemia se presenta en 50% de los casos de insuficiencia renal crónica y es el origen de la elevada mortalidad por cardiopatía ateroesclerotica. La etiología de los altos niveles de colesterol y triglicéridos en suero es multifactorial e incluye proteinuria con valores nefróticos (más de 3g/24 horas), disminución de la actividad de la lipasa proteica, reducción en el metabolismo de la lipoproteína remanente y alteraciones en el transporte del colesterol. Además, la diálisis peritoneal aumenta los niveles de triglicéridos debido a la absorción de dextrosa en los líquidos de diálisis.
Las medidas dietéticas para controlar este trastorno son las mismas utilizadas en los pacientes urémicos. Deben realizarse estudios rutinarios de lipoproteínas, restringir las grasas a un 30% de las calorías, sustituir grasas saturadas por grasa saludable y reducir el consumo de colesterol a no más de 300 mg/día. Es frecuente no poder conseguir un porciento calórico suficiente al restringir grasas y proteínas. Se aconseja utilizar frutas, azucares y miel para llenar estos requerimientos.
Hilda Lafontaine, directora médica
de la Fundación Dr. Baquero.