Más vida…donación y trasplante de órganos

05.12.2015 16:33
Paciente José Miguel Sánchez Pupo (al centro), trasplante hepático número 106 del Hospital Hermanos Ameijeiras, junto a su esposa y el doctor José Antonio Copo Jorge (izquierda) y el enfermero instrumentista Juan González Escobar (derecha), quien participó del primer trasplante hepático. Foto: de la autora

Su valor trasciende el inmenso acto de bondad. Bien lo saben el numeroso grupo de especialistas y trabajadores de la salud del Hos­pital Clínico Quirúrgico Hermanos Amei­jeiras, que durante décadas han sido protagonistas y testigos de ese despertar a la vida, de los cientos de pacientes que han sido beneficiados con la donación y el trasplante de órganos.

En muchas personas es justamente este proceder médico complejo, la única alternativa que puede salvarles la vida y recuperar la calidad de la misma, pues permite que órganos, tejidos o células de una persona puedan reemplazar órganos, tejidos o células enfermos de otra, comentó a Granma el doctor Alejandro Areu Regateiro, especialista de II grado en medicina intensiva y emergencia y coordinador de trasplantes de la institución.

Para el entrevistado, entender este tema implica ser conscientes de que donación y trasplante son un binomio que tiene que ir junto irremediablemente. “No es posible el trasplante si no hay donación, y no hay donante si no se logra un consenso y compromiso social, y el consentimiento familiar”.

Si bien en un sinnúmero de enfermedades es el papel de los médicos la clave de la curación, en el caso de los trasplantes proporcionar salud a los enfermos es una responsabilidad social, de las personas, porque son estas las que eligen donar o no. “Puedes tener el mejor centro de trasplantes, el cirujano más experto, la mejor medicina para tratar luego al trasplantado, pero si no hay donantes, nada de ello es suficiente”, explicó el doctor Areu Regateiro.

Las investigaciones señalan que por cada donante cuatro personas como mínimo podrían salvarse, pero aún es poca la cultura que existe en la población sobre la importancia de este acto, que constituye además un derecho. “Cuando la familia realiza el consentimiento para la donación de órganos, lo que se está haciendo es hacer valer el derecho de esa persona a ser donante. El entorno familiar es esencial. Cuando la persona fallece puede haber dejado su testimonio de alguna manera respecto a su voluntad de donar. Es un tema no habitual porque la gente no conversa con frecuencia de la muerte, pero es útil que los ciudadanos cuando hablen de este asunto manifiesten su voluntad, para que esta no quede sujeta a interpretación, sino que haya un conocimiento concreto sobre la mis­ma”, señaló el entrevistado.

“El acto de solidaridad humana más grande es este, porque estás dando los órganos de tu familiar, tu ser querido, para salvar la vida de alguien que ni siquiera conoces, sin tener en cuenta raza, procedencia, edad, sexo… Se hace de forma altruista, desinteresada, solo media el deseo de ayudar a otro ser humano, de darle vida”, dijo el especialista.

Pero para el doctor Areu Regateiro, la donación y trasplante de órganos nos involucra a todos como seres humanos y como sociedad. Las personas deben estar conscientes de que hay muchas más probabilidades de convertirse en receptor que en donante. Y las posibilidades de enfermar por ejemplo, de una insuficiencia renal o hepática son superiores a las de morir con posibilidad de donar.

INICIO Y FUTURO

Bajo esta filosofía es que los diferentes servicios dedicados a esta actividad en el Hospital Clínico Quirúrgico Hermanos Ameijeiras han desarrollado su excelente trabajo. La institución integra los programas de trasplante tanto de órganos sólidos (renal, hepático, cardíaco) como de tejidos (médula ósea y córnea), e incluso realiza trasplantes combinados, como el hepato-renal o el páncreas-riñón, en dependencia de las necesidades de los pacientes.

“No solo tenemos la tradición de haber sido pioneros en un grupo importante de trasplantes, sino que este es un centro que ha desarrollado y perfeccionado los recursos, la formación de sus especialistas y el nivel científico para enfrentar las complicaciones de estos procederes”, explicó el entrevistado.

La historia de las últimas tres décadas así lo ha demostrado desde que en el año 1984 se realizara el primer trasplante en la institución. El mismo fue de córnea, a cargo del doctor Miguel Mokey Castellanos, e inició un camino que hoy suma 955 trasplantados.

Ese mismo año el hospital comenzaría a realizar trasplantes renales, y hoy son 690 los pacientes beneficiados, labor en la que fue valiosísima la entrega de profesores como los doctores Adolfo Delgado y Nilo Romero Chacón; obra que han continuado las doctoras Mercedes Herrera, Berta González y los profesores Carlos Guerrero y Gerardo Bo­rroto. Poco tiempo después (1986) se realizaría en la institución el primer trasplante páncreas-riñón.

Y sería el 9 de diciembre de 1985 que un equipo multidisciplinario de este centro, dirigido por el profesor Noel González Jiménez, haría realidad el primer trasplante cardíaco en Cuba, siendo el segundo país de América Latina en realizar este proceder. Unos 148 pacientes hasta la fecha han recibido un corazón; y el equipo multidisciplinario del hospital liderado actualmente por el doctor Luis Manuel Nafeh Abi-Rezk ha realizado además tres trasplantes cardiopulmonares (el primero en La­ti­noamérica) y el primer trasplante de pulmón en Cuba.

Apenas un mes después, el 26 de enero de 1986, en una intervención que duró más de 12 horas, se realizaría el primer trasplante de hígado en Cuba en esta propia institución por un equipo multidisciplinario dirigido por los cirujanos René Vallejo y José M. de Dios Vidal. Este acto quirúrgico encabezaría la lista de los 110 trasplantes hepáticos que se han realizado en el hospital hasta hoy, y donde fue determinante el trabajo del profesor Lázaro Quevedo Guanche, que formó y desarrolló el grupo multidisciplinario liderado hoy por el doctor José Antonio Copo Jorge.

Por su parte, la historia del trasplante de médula ósea en el centro —con los doctores Wilfredo Torres, Raúl de Castro y José Carnot Uria al frente, y que ya suma 288 pacientes trasplantados— comienza también en el año 1986. Para el éxito de este programa ha sido además decisivo el desempeño del doctor Calixto Hernández Cruz, jefe del servicio de hematología del hospital.

Si bien los líderes de los equipos, por lo general cirujanos, son fundamentales, hay que decir que el trasplante de órganos es un verdadero ejemplo de trabajo en conjunto, y donde interviene hasta el empleado más sencillo. Están involucradas en esta actividad prácticamente todas las especialidades de un hospital como Anestesia, Cuidados Inten­sivos, Laboratorio, Banco de Sangre, Image­nología, Anatomía patológica, Micro­bio­lo­gía, Genética, Psicología y Electro­me­dicina, y su éxito depende de la correcta interacción entre todas; y donde es decisivo el trabajo del personal de enfermería, apuntó el doctor Areu Regateiro.

El trasplante, señaló, es un proceder terapéutico que obliga a superar la calidad científica, docente, asistencial e incluso la actividad logística de la institución.

“Cuando hay un donante no importa la hora, porque en esta actividad el tiempo determina, se moviliza a todo el equipo quirúrgico para hacer la extracción de esos órganos e implantarlos luego. Y ese es un tiempo en el que hay que acompañar a la familia de ese donante, conscientes de que está sufriendo un proceso de duelo y no hay porqué demorarse”, dijo.

El Hospital Clínico Quirúrgico Hermanos Ameijeiras es un puntal dentro del programa nacional de donación y trasplante de órganos, que cuenta con amplio prestigio internacional, y es un ejemplo meritorio de la coordinación entre los múltiples actores que intervienen en este proceso, cuyo objetivo es brindar una respuesta rápida a los miles de pacientes necesitados que en una lista de espera precisan de un órgano vital para sobrevivir.

Un servicio de salud gratuito, pero por el que muchas gracias hay que dar, sobre todo a quienes con el noble gesto de la donación hacen que la vida sea más y sin los cuales esta historia no podría escribirse.