«El futuro es adaptar el tratamiento a cada paciente, y no al revés»

11.02.2016 23:27

La Voz de Galicia

Su investigación sobre una técnica de endourología le ha otorgado una plaza en la Academia de Medicina y Cirugía

olurense / la voz, 11 de febrero de 2016. Actualizado a las 18:14 h.1

En el año 2008 el hospital de Santiago era ya noticia por la aplicación de la técnica de nefrolitotomía percutánea, en aquel momento novedosa, para eliminar cálculos renales grandes y complejos de forma mínimamente invasiva. Daniel Adolfo Pérez formaba parte del equipo que la realizaba. En la actualidad es responsable de la unidad de endourología del servicio de Urología del CHUS y ha visto reconocida su labor de investigación sobre esta técnica con el premio Fundación Pedro Barrié de la Maza, conde de Fenosa, que supone la incorporación a la Academia de Medicina y Cirugía de Galicia.

-¿En qué basó la investigación?

-Lo que pretendía era demostrar la sensación que teníamos sobre el mínimo daño que infringíamos con esa técnica, que comenzamos a practicar con orificios de un centímetro y que, con sucesivos avances técnicos, llegamos a reducir a ocho milímetros. Hay que recordar que antes el tratamiento de estos cálculos complejos era por cirugía abierta, muy agresiva para el paciente y también para el propio riñón que muchas veces se perdía o quedaba muy deteriorado.

-¿A qué conclusiones llegó?

-En las tres líneas de estudio comprobamos que efectivamente el daño era mínimo. Medimos la calidad de vida del paciente antes de la intervención y a los tres meses y al año de hacerla, y vimos claramente que la mejoría espectacular que se percibía a pocos tres meses no era un efecto limitado sino que se mantenía en el tiempo. La segunda línea fue medir la inflamación que se producía. Fue la que más trabajo me dio porque tenía que sacar muestras, de forma muy estricta y con una periodicidad muy concreta, a los pacientes para medir células inflamatorias y eso suponía ir a las tres o a las cuatro de la mañana a tomar esas muestras. Y la tercera parte, la más novedosa, era medir realmente el daño con técnicas de medicina nuclear y saber qué porcentaje de función perdía el riñón al hacerle ese orificio para entrar dentro. Y lo que vi es que las pérdidas eran mínimas o incluso inexistentes y que algunos pacientes mejoraban la función renal después de ser operados, cosa que me sorprendió.

-¿Hay posibilidad de mejorar todavía más?

-Claro. Ahora mismo gracias a la tecnología podemos hacer en algunos casos la misma cirugía con una aguja con un orificio de 1,3 milímetros y combinamos muchas técnicas. Utilizamos endoscopios finos, rígidos, flexibles, de láser... El futuro es individualizar y adaptar el tratamiento a cada paciente, y no al revés. No todos los cálculos se van a poder tratar a través de una incisión de 1,3 milímetros, pero la idea es adaptar este arsenal de materiales que tenemos en la unidad a cada persona y no que el paciente tenga que adaptarse a una técnica concreta.

-¿Cualquier gallego puede acceder a esta técnica?

-La nuestra es una unidad de referencia para la zona sur y se ha creado otra para la zona norte. En la que yo trabajo se recibe a los enfermos de litiasis renal del sur de Galicia, entre ellos de Ourense, que son susceptibles de que se les practique esta técnica, porque no todas las litiasis van a quirófano.

-¿Cree que debe haber unidades especializadas en cada hospital?

-Esta técnica requiere un proceso de capacitación importante y la curva de aprendizaje es larga. Yo estuve en Bilbao, en Italia y en Nueva York para formarme y sigo aprendiendo después de 350 casos que debo llevar. Por otro lado, la dotación tecnológica que exige es elevada; tienes que tener un montón de aparatos: endoscopios de distinto calibre, láseres, mecanismos de extracción... Y todo ese equipamiento es caro. Pienso que en la asistencia es clave organizar recursos humanos y económicos y tener todo en todos los hospitales tampoco es siempre resolutivo. Creo en la creación de unidades de referencia en las que tener todo el material y que esté bien dotada a nivel humano, porque si en un hospital solo voy a operar cinco casos al año no voy a poder alcanzar nunca el nivel en esa curva de aprendizaje.

-¿Tiene la urología gallega el reconocimiento que se merece?

-No es de las especialidades más reconocidas a nivel social y de medios de comunicación, quizá porque no tiene tanto glamur como tratar el cerebro o el corazón. Quizá parte de culpa de esa realidad sea nuestra por no saber vender todo lo que hacemos. Y como empezamos por la U, y siempre somos los últimos, hasta para cuando te vas a sentar en una oposición, nos hemos acostumbrado (ríe). Pero bromas aparte, la urología que conocí cuando empecé como residente es totalmente distinta a la actual. Ya casi no hacemos cirugía abierta, sino laparoscópica; la tecnología ha revolucionado la especialidad y en endourología, que es la subespecialidad a la que me dedico, hemos alcanzado un nivel que nos permite hacer cosas que hace quince años eran increíbles.

«El envejecimiento condiciona y vamos a necesitar más urólogos en los próximos años»

Además de su labor asistencial el el CHUS, Daniel Adolfo Pérez Fentes es profesor asociado en la universidad, una faceta que disfruta tanto o más que la atención directa o la investigación. Asegura que, aunque le encantaría volver algún día a Ourense «siendo realista va a ser complicado que vaya más que de visita».

-¿Es Santiago su lugar ideal?

-Ahora mismo mi sitio es este. En pocos lugares puedo tener lo que tengo aquí. Aparte de trabajar en un hospital grande y bien dotado para desarrollar las técnicas para las que me he formado, el aspecto docente me encanta. Poder transmitir lo poco o mucho que sé a los alumnos de la universidad es algo que me llena y que en otros lugares no podría hacer.

-¿Cuál diría que es el nivel de profesionales en Galicia?

-Muy bueno y la nueva hornada de urólogos está muy bien formada y preparada. Tenemos limitaciones, y una posiblemente sea que esta crisis ha frenado el poder dotar a todos los hospitales con nuevas tecnologías, pero creo que eso también se superará con el tiempo.

-¿Va a ir a más la demanda?

-Sin duda, y creo que los gestores son conscientes de que el envejecimiento en la población gallega condiciona y vamos a necesitar más urólogos los próximos años. Hay muchas patologías en urología que están asociadas a esa mayor edad, como la prostática o la oncológica. Además la litiasis urinaria ha pasado en pocos años de una prevalencia del 3 % a casi el 10 %, según algunos autores. Estamos en una sociedad desarrollada con consumos de proteínas elevados, sedentarismo y sobrepeso que favorecen la aparición de determinados tipos de litiasis.