El Apoyo Social Y Los Cuidados De Enfermería Para Enfermos Renales.

14.03.2016 19:26

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Cerca del 10% de la población mundial sufre enfermedades renales, cuya probabilidad de morir de ataques al corazón o de trombosis cerebrales aumenta a 10 veces más que cualquiera otra enfermedad.

Esta situación da como consecuencia una serie de cambios en los hábitos y estilos de vida, todo para lograr una vida plena y sana. Sin embargo, cuando una persona padece una enfermedad crónica va desencadenándose una serie de repercusiones en las áreas personal y social tanto del enfermo como de su familia, debido, a que esta influye de manera directa o indirecta en el curso de la enfermedad al interactuar la familia con el paciente, lo que podría ser positivo o negativo en su curso normal, además de que es la principal fuente de apoyo social con que cuenta el paciente crónico para enfrentarse a los problemas que se originan por la propia enfermedad, ya que aporta el apoyo afectivo, emocional e instrumental necesario para la recuperación del enfermo.

Resulta normal que un paciente con insuficiencia renal, por ejemplo, se sienta abrumado por los cambios en su vida, deba enfrentar problemas y tomar decisiones que no había considerado anteriormente, pues debe asimilar mucha información, por lo que, de un modo repentino, se vuelve dependiente de su familia y del equipo de salud mucho más de lo que quisiera. Lo que no suele ser fácil.

Esto quiere decir que el paciente con insuficiencia renal debe expresar lo que siente y piensa tanto a su familia como al equipo de salud, donde el personal de enfermería tiene un peso importante, especialmente si es tratado con diálisis.

El personal de enfermería, en tal caso, debe ofrecer al paciente un punto de vista distinto al de su familia, ofrecerle apoyo social, donde la confianza y la necesidad de contar con “alguien”, con quien se puede relacionar ante situaciones de pérdida o de crisis que surgen del estrés de la propia enfermedad.

De acuerdo con varios autores, el apoyo social son las conexiones que se dan entre personal que son muy significativas, pues le proporcionan ayuda en momentos de necesidad, con lo que logran hacer frente a las situaciones estresantes, ya sea por medio de expresiones de afecto, respaldo o afirmación, o bien, ayuda de tipo espiritual o material (en el caso que así se requiera).

Observando que el apoyo social se integra por la expresión de afecto de una persona hacia otra, que sería el apoyo afectivo; la aprobación de pensamientos, conducta o puntos de vista de la otra persona, entendida como apoyo confidencial; y la prestación de ayuda material, que es el apoyo instrumental, dimensionándolo desde una estructura bien definida, como tamaño, densidad, dispersión geográfica, los contactos y vínculos sociales (reciprocidad o multiplicidad de estos), además del aspecto funcional para analizar los efectos o consecuencias que se derivan del apoyo que el paciente recibe, en cuanto a la calidad y disponibilidad de aceptarlo, junto con su grado de satisfacción. Ello va construyendo la contextualización del proceso que vive el paciente al enfrentarse al problema, según las condiciones socioeconómicas y culturales que tenga este y su familia.

Por ejemplo, un paciente observa en esta relación que “una persona que se somete a la diálisis necesita mucho apoyo ya que es un cambio de vida fuerte y brusco”, ya sea del propio personal de enfermería o de la familia.

La diálisis, como tratamiento de insuficiencia renal, afecta la calidad de vida del paciente, específicamente, le provoca:

  • Ansiedad, el sentimiento de ser incapaz de predecir, controlar u obtener algo, lo que afecta sus actividades diarias.
  • Dificultad para dormir, que se relaciona con patrones de sueño muy pobre o tener un estilo de vida poco saludable.
  • Depresión, sea leve, moderada o grave, incluye decaimiento persistente, falta de interés en sus actividades cotidianas, cambios en los hábitos de sueño y apetito, falta de concentración y fatiga, entre otros.
  • Disfunción sexual, en cuanto al descenso del deseo sexual, que podría considerarse como un efecto secundario de la enfermedad misma, además de relacionarse con los cambios de la autopercepción de la imagen corporal, o bien, con la depresión y la ansiedad.

Sea como sea, el apoyo social, permite:

  1. Contar con efectos positivos en la salud y el bienestar tanto del paciente como de la familia.
  2. Promover la participación en la movilización de los recursos informales (grupos de apoyo, redes de apoyo, terapias psicológicas, etc.) tanto de la familia como del paciente.
  3. Aumentan la capacidad de afrontar situaciones de estrés, de autorresponsabilidad y de competencias personales.
  4. Recibir apoyo de todo quien está implicado, sea directamente, como la familia, como indirectamente, el personal de enfermería y médico, especialistas y psicólogos.
  5. Reducir la percepción del estrés o del comportamiento del paciente y de la familia que influyen en la enfermedad.
  6. Favorecer la respuesta ante el problema o hacerle frente de modo adecuado.
  7. Permitir el mantenimiento de la integridad psicológica física del paciente, logrando que aumente sus capacidades personales y el logro de sus metas vitales.

De este modo, los pacientes con enfermedad renal crónica presentan un mejor grado de adaptación a su enfermedad, gracias a este apoyo que recibe, dejando a un lado lo estresante de su situación, pero, al mismo tiempo, enfocándose en su mejoría para continuar con una calidad de vida adecuada.