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Atención amorosa es clave en un centro al que acuden desde recién nacidos para estar conectados a una máquina de hemodiálisis por horas. (Xavier García)

Además de hacer las funciones clínicas requeridas, las enfermeras y técnicas del Centro Renal Pediátrico, del Hospital Pediátrico, cantan, besan, juegan y miman a sus pacientes durante las tres o cuatros que los menores están tomando diálisis. 

En esa dinámica, Gloria Ortiz cantó “cumpleaños feliz” con Yalexcci Sánchez y, tan pronto inició, el niño de dos años y cuatro meses, que le dice “abuela”, le siguió los pasos. También le sacó sonrisas cuando Gloria le hizo una bola con un guante plástico y se la tiraba para que, Yalexcci, conectado a una máquina, le respondiera. A eso su unieron decenas de besos, abrazos y mimos de otras integrantes del grupo, al que pertenecen: Elizabeth Castillo, Luz Arroyo, Vilma Morales, Carmen Bernabe, María Casanova, Jessica Marcado, Maribel Aguayo y Jorge Ubiña.

Esa amorosa atención es clave en un centro al que acuden desde recién nacidos para estar conectados a una máquina de hemodiálisis por horas. Actualmente, en el centro se atienden 23 pacientes, entre cuatro meses y 21 años, la mayoría de los cuales reciben el tratamiento peritonial  -que es diálisis en la casa- y que tienen que ir al centro un día al mes. Los que van al Centro tienen que ir entre tres y cuatro días semanalmente.

“Como somos la única unidad en Puerto Rico, contamos con el único personal especializado en toda la Isla para practicar este procedimiento. Mis enfermeras valen oro. Hay muchos centros de diálisis para adultos, pero los adultos y los niños no son iguales, requieren unas destrezas y unos equipos especializados”, explicó la doctora Marta Suárez Rivera, directora del Centro, donde también laboran dietistas renales, especialistas en pediatría, una trabajadora social - Saiska Pacheco -, técnicos de agua. Al lugar también acude una maestra del Departamento de Educación para reponer las clases que dejan de tomar los pacientes. 

“Nuestros niños tienen condiciones renales que pueden ser cosas de nacimiento, que es lo más común, lo que se conoce como displasia renal, y algunas condiciones adquiridas. El más chiquito nació con fallo renal y empezó su tratamiento desde el mes de vida”, agregó Suárez.

Sobre las modalidades de diálisis, indicó Suárez, que la hemodiálisis es el tratamiento que se hace en el hospital, tres o cuatro veces a la semana, y con el cual el paciente se conecta a una máquina que extrae, purifica y le devuelve la sangre en un proceso continuo. Mientras que la modalidad peritonial, la realiza en la casa el encargado del menor todos los días. 

“Son los mismos padres quienes les dan el tratamiento a sus niños todas las noches. De esa manera, no se interrumpe la rutina familiar y los niños pueden ir a la escuela. Esos vienen una vez al mes al centro para chequear su laboratorios, etc. Es un líquido estéril que se introduce se deja un tiempo dentro del cuerpo y al descartarlo se lleva todas las impurezas”, dijo Suárez.

Para que se autorice esa modalidad, el paciente y su familia tienen que cumplir unos requisitos. “El paciente tiene que tener unos requisitos mínimos sociales. Tiene que tener una familia responsable, unos papás que tengan el espacio físico, una casa de cemento, un cuarto solo para el niño, y un área limpia para guardar todos los abastecimientos que se necesitan (que son cajas). Y la parte medica es importante. Algunas condiciones médicas son una contraindicación a la diálisis peritonial (como por ejemplo) si ya han fallado al tratamiento, si tienen algún problema abdominal. La mayoría de los niños la pueden tener. Ahora mismo, los niños pueden escoger, cuando son grandes, cual modalidad prefieren. Pero la parte social es bien importante, que los padres entiendan y que lo puedan hacer. La mayoría (de nuestros pacientes) está en peritonial”.