“Creí que la enfermedad era llevadera pero estoy desesperada”
Desde la semana pasada los pacientes de la Unidad Extrahospitalaria Riverside deben buscar los materiales para aplicarse el tratamiento
17 DE ENERO 2016 - 12:01 AM
Aleida Ponceleón de González es hipertensa desde los 15 años de edad. Hoy, cuando tiene 51 años de edad, cree que esa condición la hizo una paciente con insuficiencia renal avanzada. Desde hace tres años necesita realizarse diálisis tres veces por semana porque sus riñones le dejaron de funcionar, a pesar de la dieta y el tratamiento.
Primero acudió al Hospital José Ignacio Baldó (El Algodonal, de Antímano), pero por ser un centro de atención temporal a pacientes renales estuvo allí ocho meses. Luego fue transferida a la Unidad Extrahospitalaria de Hemodiálisis Riverside, en Bello Campo.
“La semana pasada estuve enferma y fui al Domingo Luciani de El Llanito, donde me diagnosticaron una infección intestinal aguda. Cuando regresé el jueves 14 de enero a la Unidad, una doctora me dijo que tenía que llevar todas las cosas para mi diálisis de la próxima semana: macrogotero, inyectadoras, gasas, guantes y tapabocas. Además, que si llegara a requerir heparina, un anticoagulante, ellos me avisaban, porque aparentemente estaba agotada”, denunció González.
María Yanes, ex presidente de la Red de Sociedades Científicas, advirtió que la falta de kits de hemodiálisis puede afectar a 150 pacientes en ese centro de salud. Situación que evidenciaría, a su juicio, la crisis que por falta de insumos y medicinas presenta el sector: “La población más afectada son los pacientes crónicos, que si no se dializan ponen al riesgo sus vidas”.
Yanes dijo que el suministro de estos kits (que contienen membranas de diálisis, vías para la conexión del paciente con la máquina, agujas para los que presentan fístulas, líquido de diálisis, guantes, gasas y inyectadoras, entre otros) es responsabilidad del Seguro Social y el Ministerio de Salud. Insistió en la necesidad de que las unidades extrahospitalarias sean dotadas de inmediato, pues se trata de pacientes cuyas rutinas no pueden interrumpirse hasta lograr un transplante renal.
Aleida de González cree que puede aguantar hasta cuatro días sin ser dializada, pero se pregunta cómo hará para sobrellevar tres semanas sin su tratamiento (tiempo que, según le comentaron, podría durar la falta de kits): “He visto morir gente allí. Los dejo el viernes y cuando regreso el lunes ya no están. Luego me entero de que no les sirvió el catéter. Eso es deprimente. Creí que la enfermedad era llevadera pero de verdad ahora estoy desesperada”.